Vamos paso a paso. Roy debutó en la NHL durante la temporada 84-85, en la que disputó un partido, y tomó protagonismo al año siguiente, cuando acabó siendo el starter indiscutible del equipo entrenado por Jean Perron. Esa temporada, la 85-86, marcó a Roy de por vida en muchísimas cosas, aunque tres de las principales fueron la conquista de la Stanley Cup, su elección como MVP de los Playoffs y el haber compartido vestuario con quien fuera uno de los pilares de la franquicia años atrás, Mario Tremblay, que se retiraría al finalizar esa misma temporada.
Tremblay era un tipo peculiar. Era un líder, un peso pesado y tenía una fuerte personalidad. Patrick Roy tenía dotes de líder, se convertiría en otro peso pesado y es más que obvio que fue otro jugador con una personalidad muy particular y muy marcada. Y ya sabemos qué es lo que ocurre en muchos casos en los que dos personalidades tan características conviven en un mismo vestuario, encima alimentadas por el ego de una referencia en el equipo (Tremblay) y por el de un joven que sabe que podría ser una superestrella. 1 año juntos fue suficiente para forjar lo que al principio parecían piques, más o menos graves, pero que se transformaron en pura enemistad.
A lo largo de la temporada Tremblay criticó a Roy en algún momento, pero tras su retirada se dedicó a azotar al guardameta a menudo desde su posición de radio-comentarista.
Mientras las críticas continuaban, Roy ganó, entre otras cosas, una nueva Stanley Cup en 1993. Además, los dos protagonizaron un incidente en una cafetería de Long Island en el que casi llegan a las manos.
Y llegó el año. Temporada 1995-1996. Cambios en la NHL (trasladaron a los Nordiques a Denver, naciendo así Colorado Avalanche) y en Montréal Canadiens tras el fiasco de la temporada anterior. Jacques Demers, el head coach, estaba en la cuerda floja y un pésimo arranque con 5 derrotas en los 5 primeros partidos propiciaron su despido de forma fulminante. Su sustituto, Mario Tremblay. Fue el principio del fin de Roy en Montréal, también provocado en cierta medida por el propio portero, que lo primero que hizo cuando vio a Tremblay entrar al vestuario por primera vez como head coach fue dedicarle un repertorio de risas burlonas. Volvía el choque de egos, con la diferencia de que ahora Roy era una superestrella y había tumbado las críticas de Tremblay a base de ganar títulos, pero era éste quien mandaba, era el head coach.
En uno de los entrenamientos, con el ambiente un tanto caldeado, Mario Tremblay lanzó un puck que impactó en el cuello de Patrick Roy. Por segunda vez, casi llegan a las manos. A partir de ese momento la relación entre Tremblay y Roy se rompió definitivamente, aunque al portero aún le quedaba por sufrir el “regalo” final de su entrenador.
2 de diciembre de 1995. Los Canadiens recibían a los Red Wings de Yzerman y, como era lógico, Patrick Roy ocuparía el puesto de titular bajo palos. Comenzó el partido y se inició el desastre. Roy, totalmente desconcentrado, encajó 5 goles en el primer período, una cantidad que haría que cualquier entrenador en su sano juicio reanudara el partido con un cambio de portero. Pero no fue así. Roy se tomó la decisión de Tremblay como un intento de humillación y acabó encajando otros 4 goles, para hacer un total de 9 en 26 disparos, una cifra horrible que también animó al público a mofarse de la actuación de su portero estrella, quien reaccionó de la misma forma burlona tras detener un disparo fácil con 7-1 en el marcador. Con 9-1, Tremblay por fin dio entrada a Jablonski, el backup, pero lo crucial del asunto se dio cuando Roy fue a sentarse en el banquillo tras el cambio. Pasó por delante de Ronald Corey, el presidente de Montréal Canadiens, siguió su recorrido hacia la posición de Mario Tremblay, con quien cruzó una mirada de odio más que evidente y, en vez de continuar hasta el final para ocupar su sitio, dio media vuelta y se dirigió hacia el ya mencionado Ronald Corey. Su mensaje fue breve y directo, “It’s my last game in Montréal” (“Es mi último partido en Montréal”), bajo la mirada atenta del entrenador, quien, en la rueda de prensa tras el partido, dijo que no escuchó lo que Patrick le dijo al Presidente del club, pero que si había algún problema lo resolverían al día siguiente, pues ya habían concertado una hora para ver qué es lo que pasaba.
Al día siguiente, el mensaje de Roy a Corey salió a la luz y no había vuelta atrás. Cuatro días después del partido, Réjean Houle, General Manager de los Canadiens, confirmaba las palabras de Roy a la vez que anunciaba “Le Trade”. Patrick Roy y Mike Keane eran enviados a Colorado Avalanche a cambio de Andrei Kovalenko, Jocelyn Thibault y Martin Rucinsky.
Patrick Roy compareció ante los medios para disculparse ante sus fans por su actuación ante Detroit y por su comportamiento y también confirmó que si Tremblay le hubiera cambiado tras encajar 5 goles no hubiera pedido ser traspasado, pero que aquello fue demasiado y que su relación con su ya ex-entrenador podría haber acabado aún peor.
Como era de esperar, el traspaso provocó reacciones de todo tipo tanto en Montréal como en el resto de Canadá y Estados Unidos. Réjean Houle fue ferozmente criticado por haber realizado el traspaso sin haber intentado forzar a Roy y a Tremblay a entenderse y a solucionar las cosas. Además, el traspaso en sí está considerado como uno de los peores de la historia de la NHL, afirmándose que fue un robo desproporcionado por parte de Colorado, que ganó la Stanley Cup esa misma temporada con Patrick Roy en la portería. Tremblay y sus Canadiens fueron eliminados en la primera ronda de los Playoffs tanto ese año como el siguiente, por lo que fue despedido.
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