La pasada noche nos dejó el primer duelo entre los picks 1 y 2 del Draft 2016 en un partido oficial en la NHL. Auston Matthews y Patrik Laine frente a frente y sabiendo que todos los ojos se centrarían en ellos.
Durante las semanas previas al Draft, en pleno ascenso de un Patrik Laine que venía de ganarlo casi todo, el “who’s better?” era la pregunta que no faltaba en ninguna de las entrevistas de uno y otro. Matthews, confiado y con la certeza casi absoluta de que él acabaría siendo el número 1 del Draft, no entraba al trapo y se dedicaba a hablar de lo que podía aportar de manera inmediata, mientras que Laine, quien también sabía que era difícil que su nombre fuera el primero en ser mencionado en el Draft, pasaba al ataque respondiendo sin tapujos que él era el mejor jugador de la promoción.
Los 4 goles para la historia de Matthews en su debut en la NHL no fueron más que otro capítulo de este duelo con el que la prensa se frota las manos. FOX habló del partido de anoche como un “rivalry game” y TSN, The Score o Toronto Sun ya han lanzado artículos especulando con la posibilidad de que este Matthews-Laine sea el nuevo Crosby-Ovechkin.
Ayer el morbo estaba servido pero con el 0-4 a favor de los Maple Leafs y sin un protagonismo claro ni de uno ni otro las expectativas se enfriaron. Error. El show estaba a punto de empezar.
Al minuto de comenzar el tercer período, con 1-4, Patrik Laine recogería un rebote, giraría sobre sí mismo y batiría a Andersen con un disparo de muñeca. A falta de 55 segundos para acabar, ya con una desventaja de sólo 1 gol, Ehlers con una finta y una asistencia impecables serviría en bandeja el empate al finlandés para llevar el partido a la prórroga con el segundo tanto en su cuenta particular.
En la prórroga, el destino iba a querer que el duelo se decidiera con Matthews y Laine sobre el hielo. Primero sería el estadounidense quien recogería un puck para marcharse a la contra y encarar a Hutchinson, a quien no pudo batir. Como buen corre-calles que es este formato de 3 contra 3 en el tiempo extra, el puck no se detuvo, llegó al stick de Byfuglien y Patrik Laine, desde la zona defensiva, se plantó con facilidad a poca distancia de Andersen con la única oposición de Zaitsev. Era un dos contra uno y Laine tenía dos opciones, el pase a Ehlers o el disparo. No se lo pensó dos veces. Con otro infalible disparo de muñeca finiquitó el partido y las gorras empezaron a llover desde los asientos del MTS Center para celebrar el hat-trick con el que Patrik Laine completaba la remontada de los Winnipeg Jets.
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