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Las finales por la Stanley Cup de la temporada pasada nos dejaron a unos Kings campeones por segunda vez en tres años y con un proyecto que busca consagrarse como la primera dinastía del siglo XXI en la NHL.
Los Kings, de la mano de Justin “Mr.Clutch” Williams, ganador del Conn Smythe como MVP de los Playoffs, Jonathan Quick y Drew Doughty, pasaron por encima de unos Rangers que se desinflaron en su primera finalísima desde aquella que ganaron en 1994.
Tras la llegada de Vigneault a los banquillos los Rangers parecían descartados para algo más que una primera ronda de Playoffs, y gracias. Un inicio pésimo de temporada, con actuaciones humillantes como los 9 goles encajados ante San Jose, sembraron de dudas el proyecto post-Tortorella, pero poco a poco el equipo fue encontrándose y añadiendo piezas como Martin St-Louis para finalizar segundos en la Metropolitan.
Con los Playoffs comenzó una guerra física y psicológica brutal. Los Flyers llevaron la serie hasta un séptimo encuentro que las líneas secundarias tuvieron que resolver en favor de los neoyorquinos. La segunda ronda fue aún más complicada, contra unos Penguins que, con un 3-1 en la serie, dejaron a los Rangers al borde de la eliminación. Entre Brassard, St.Louis, McDonagh y un imperial Lundqvist, que sólo concedió 3 goles en los últimos 3 partidos, remontaron la eliminatoria para encontrarse con los Canadiens en la final del Este. Con las dos primeras victorias en el Bell Center, los Rangers dejaron la serie con todo a favor, pero no fue hasta el sexto partido, en casa, cuando los de Vigneault conquistaron el título de división y el regreso a una final por la Stanley Cup 20 años después.
Un año más, los Kings firmaron un primer tercio de temporada lamentable. Entre su bajo rendimiento inicial y una lesión, Quick cedió el protagonismo en la portería a un tal Martin Jones, que se convirtió durante semanas en una de las sensaciones de la NHL. Jeff Carter no conseguía reencontrarse con el gol y Drew Doughty pasaba desapercibido partido tras partido. Pero no dejaban de ser los LA Kings, la plantilla perfectamente diseñada para la hora de la verdad. 2 años antes se prepararon para la post-temporada con el propio Carter, un goleador experimentado, y la estrategia en la 2013-2014 no iba a ser diferente. El elegido: Marian Gaborik.
Clasificados como terceros de división, los Kings se enfrentaron en la primera ronda a sus vecinos de San Jose, que les barrieron en los 3 primeros partidos. Con ese 3-0, la gente volvió a equivocarse enterrando a los Kings antes de tiempo. Quick, Doughty, Gaborik, Carter y Williams se pusieron el mono de trabajo y mandaron a los Sharks a casa con un nuevo “choke”. En segunda ronda, los otros vecinos californianos, los Ducks, que venían de adjudicarse la conferencia oeste en temporada regular. Un intercambio de golpes con 2 victorias a domicilio para ambos empató la serie y los Ducks obtuvieron una bola de partido que no supieron aprovechar, pues el sexto y séptimo partido fueron un recital de Williams, Gaborik y Quick. ¿Y para la final? Los Blackhawks, su defensa del título y una historia bien diferente, puesto que aquí los Kings firmaron una ventaja de 3-1 que Kane, con 6 puntos, se encargó de erradicar, aunque el séptimo partido, como siempre, fue para los angelinos con un gol de Martinez en la prórroga.
Los Kings, que no habían ganado nada hasta la Stanley Cup de 2012, se encontraban en una nueva final, y los Rangers, muy necesitados de éxitos, llegaban a su primera finalísima en 20 años. ¿Qué tenían en común? Un desgaste físico desorbitado producto de series larguísimas durante el camino hasta la final.
Game 1 (3-2 LA): Aquí empezaba la pesadilla neoyorquina. Los Rangers entraron mejor en el partido con 2 goles en el primer período y se acabó. El partido se fue a la prórroga y ahí “Mr.Clutch” empezó a alejarse de sus competidores por el Conn Smythe.
Game 2 (5-4 LA): Si el partido anterior fue largo y duro, el segundo acabó con ambos equipos en una segunda prórroga que pudo llevarse cualquiera en la noche en la que tanto Quick como Lundqvist estuvieron más discretos. Dustin Brown, capitán angelino, puso el 2-0 en la serie.
Game 3 (0-3 LA): Con la vuelta al Madison, los Rangers buscaron aferrarse al empuje de su público para volverse a meter en la serie, pero sólo encontraron a un muro llamado Jonathan Quick y a un equipo que les dio clínic de cómo jugar un partido en una final.
Game 4 (2-1 NY): Con la soga al cuello, los Rangers salieron a morir ante unos Kings que, a pesar de la cómoda ventaja que tenían, querían acabar con la eliminatoria en Nueva York, pero esta vez el muro se llamaba Henrik Lundqvist.
Game 5 (3-2 LA): Partido muy serio en defensa de unos Rangers que acabaron dejando que el destino del equipo recayera sobre Lundqvist, soberbio ante un asedio de pucks que le llegaban desde todas partes. Aún así, el encuentro se fue otra vez a una segunda prórroga y, tal y como ocurrió en la serie contra los Blackhawks, Alec Martinez finiquitó el partido, la serie y los Playoffs 2014.
Los Kings se alzaron con su segunda Stanley Cup en 3 años y la cordura volvió a reinar en la franquicia durante el verano. Dean Lombardi en ningún momento se dejó llevar por el nerviosismo y la inquietud que provoca la agencia libre, dejó ir a Willie Mitchell y no hizo ninguna incorporación significativa. ¿Su estrategia? Las renovaciones de Gaborik y King, parte de un bloque ya configurado y candidato a convertirse en la primera dinastía del siglo XXI.
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