La conquista de la Stanley Cup siempre va acompañada de grandes historias temporada tras temporada y, aunque su actuación durante la final no ha sido precisamente la más relevante, Olli Määttä obtiene el premio a la constancia y la superación.
El defensa finlandés, de 21 años, fue drafteado en el año 2012 en la primera ronda con el pick 22. Criado en la cantera del equipo de su ciudad, Jyväskylä, Määttä decidió dar el salto a la OHL antes de debutar con el primer equipo de JYP. Con los London Knights conquistó dos títulos de la Ontario Hockey League consecutivos y tras dos magníficas temporadas se ganó un puesto en el primer equipo de los Penguins tras el training camp de 2013.
Olli Määttä realizó una gran temporada regular, de menos a más, y rindió por encima de lo esperado, tanto que durante muchos partidos ocupó un lugar en el primer par defensivo e hizo olvidar al lesionado Kris Letang.
En 2014 comenzaría la pesadilla. Durante el offseason tuvo que ser intervenido en el hombro por una lesión que arrastraba desde semanas atrás. Recuperado para el inicio de la temporada, Määttä tardó menos de un mes en comunicar que tendría que ser operado de un tumor en el cuello que podría ser cáncer tiroideo. Sólo dos semanas después de la operación regresó al line-up de Pittsburgh, pero a principios de diciembre sufrió una nueva lesión en el mismo hombro intervenido en el verano. 16 partidos después la franquicia anunciaría que Olli Määttä sería baja para lo que restaba de temporada, pero ahí no acabarían las malas noticias, ya que el joven defensa finlandés fue uno de los afectados por aquel famoso brote de paperas que tuvo en el dique seco a jugadores como Getzlaf, Crosby, Suter o Elias.
A pesar de todos los golpes recibidos durante la temporada 2014-2015, en la que sólo pudo disputar 20 partidos, Olli Määttä no estaba dispuesto a renunciar al hockey sobre hielo y, pese a un inicio difícil, con una visita al hospital en noviembre tras un duro golpe con Niederreiter y unas dos semanas de baja entre marzo y abril por una posible conmoción, la temporada se cierra con la conquista del sueño de todo jugador de hockey, la Stanley Cup, que podrá llevar de paseo por Jyväskylä.
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