La Stanley Cup tendrá que seguir esperando como mínimo hasta la madrugada del viernes al sábado para tener nuevo dueño, pues los Rangers lograron alargar la serie con su primera victoria (2-1) en la final de la NHL, forzando el quinto partido y el regreso al Staples Center de Los Angeles.
Los Rangers sabían que no les quedaba otra que ganar, el Madison volvió a responder y algunos jugadores volvieron a rendir al nivel esperado, como el meta sueco Henrik Lundqvist, muy criticado tras la derrota de los suyos en el tercer encuentro.
A pesar de lo anterior, los Kings, algo más tranquilos que sus rivales, generaron más ocasiones de peligro durante el primer período, aunque fueron los Rangers los que se adelantaron en el marcador con un gol de Benoit Pouliot, que desvió un disparo de John Moore. Un tanto muy habitual de los neoyorkinos en las rondas anteriores de la post-temporada pero el primero de este tipo en toda la final.
Tras la reanudación, Martin St.Louis aprovechó un rechace tras un disparo de Stepan para aumentar la ventaja de los ‘blueshirts’, planteando un escenario que se repetía por tercera vez en cuatro partidos, el de los Rangers con un marcador favorable de 2-0. Y ese mismo escenario seguiría su curso, pues Dustin Brown sentó a Lundqvist tras un contragolpe propiciado por una acción desafortunada de Girardi y recortó la diferencia en el luminoso. Los aficionados, jugadores y técnicos parecían estar en una situación muy conocida, un déjà vu en toda regla. A partir de este momento los Kings tomaron el control casi absoluto del partido.
Los terceros períodos de la serie ya nos tenían acostumbrados a ser asedios de los equipos que se veían por debajo en el marcador y el de este cuarto encuentro no iba a ser menos. Los Rangers se echaron atrás y sólo dispararon una vez en veinte minutos contra Quick. Los Kings lo intentaron de todas las formas posibles pero Lundqvist no estaba por la labor de dejarles empatar como en los dos primeros partidos. El marcador no se movió pero a pocos minutos del final tuvimos una jugada polémica que sigue generando debate. Derek Stepan detuvo un puck que se le coló a Lundqvist por debajo de las piernas pero que nunca llegó a cruzar la línea, pero da la impresión de que el delantero de los Rangers no sólo empujó el puck contra su portero, sino que lo congeló él mismo dentro de la pintura azul, lo que es sancionable con un penalty shot que podría haber cambiado el rumbo del partido y de la serie.
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